El Tiempo de lo Apostólico ha llegado
Serie: “Los Profetas de Dios
en la Reedificación de la Casa de Dios La Profecía de Hageo”
Por el Apóstol Rony Chaves
Parte I
La necesidad de profetas en la reedificación del Templo
“Entonces cuando
la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron
apresuradamente a Jerusalén, a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia.
Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén y quedó suspendida
hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.”
Esdras 4:23-24
A pesar de que los judíos habían retornado a Jerusalén de la cautividad en Babilonia y habían vuelto
a levantar el culto y las ofrendas a Jehová, la oposición vino.
Los que retornaron del cautiverio, fueron a la Casa de Dios
y restauraron el altar y los holocaustos a Jehová. Esto fue maravilloso para ellos y les animó a volver a levantar
los cimientos del templo. Su anhelo y determinación fue restaurar y reedificar la Casa del Señor.
“Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos
de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén.
Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus
hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos como está escrito en la ley de Moisés
varón de Dios.”
Esdras 3:1-2
Colocación de los cimientos del Templo
Es bajo el liderazgo de Zorobabel y Jesúa, tipo de apóstoles, que se
reinicia la construcción en la Casa de Dios.
“En el año segundo de su venida
a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Salatiel, y los otros
sus hermanos, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén, y pusieron a los levitas de veinte años arriba para
que activasen la obra de la casa de Dios.
Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, hijos de Judá,
como un solo hombre asistían para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos de Henadad, sus
hijos y sus hermanos, levitas.”
Esdras 3:8-9
En esta primera etapa de la reedificación y colocación de los cimientos del templo, la emoción
y la alegría se hicieron presentes.
Es en esta fase que todo parece marchar bien, solo hay motivos de júbilo
y gozo.
“Y cuando los albañiles del templo de Jehová, echaban los cimientos,
pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas, y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen
a Jehová, según la ordenanza de David, rey de Israel.” Edras 3:10
Después de viajar desde la Cautividad a Jerusalén con apoyo real, el echar los cimientos del templo
fue algo glorioso para los judíos.
“Y cantaban alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque
él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová
porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová.” Edras 3:11
La alabanza es fundamental para levantar los cimientos en la casa de Dios. El júbilo, la gritería
y la música de exaltación son factores necesarios a considerar hoy si queremos edificar la morada del Rey.
Por otro lado, gritos, júbilo y alabanza, son el anuncio profético de que el Espíritu Santo ha
comenzado a echar los cimientos de Su Casa a través de sus constructores apostólicos. Aleluya.
Muchos que habían visto la primera casa en pie en los días de Salomón y los reyes de Judá, lloraban
en voz alta. Los que habían contemplado la gloria primera del Templo derramaban su corazón ante el Señor, junto a los más
nuevos.
“Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas
paternas, ancianos que habían visto la casa primera, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de
la voz de lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.”
Esdras 3:12-13
Primero viene la emoción de edificar, pero luego vienen la reacción de los enemigos para tratar
de detener la obra.
La construcción que inició rápida se volvió lenta por el ataque de los enemigos.
Los adversarios de la Obra, hicieron cesar el trabajo de la casa de Dios, usando toda su influencia.
“Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén,
y quedó suspendida” Esdras 4:24a
El enemigo detiene el proceso de reconstrucción del templo infundiendo temor y sobre todo desánimo.
Satanás hoy, igual que ayer, atacará a los líderes edificadores operando un espíritu de desánimo.
Líderes apostólicos están detenidos hoy. Muchos proyectos de Dios están suspendidos por el desánimo,
Satanás se opuso y bloqueó la construcción.
En medio de esta férrea resistencia, Dios tiene su respuesta o contra ataque. Los profetas son
la clave. Amén.
“Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas,
a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el monte del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron
Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén...”
Esdras 5:1-2a
Profetas en acción
“Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo
de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban”
Esdras 5:2
Cuando Dios inicia un proceso de restauración dos ministerios son necesarios y aún un tercero:
1. Apóstoles
2. Profetas
3. Salmistas (músicos, cantores y directores)
Apóstoles reciben la carga y el llamado. Con éste la visión, la provisión y la unción. Ellos son escogidos y enviados a cumplir la misión.
La tarea como en el caso de Nehemías, Zorobabel y Jesúa inicia con fuerza. Dios desata poderes
de organización, unidad y convocatoria territorial.
La intención del Señor es destruir la obra de Satanás, derribar la resistencia de espíritus territoriales
asignados a ciudades y regiones.
La unción apostólica trae la estrategia para vencerlos y sacarlos del territorio. Amén.
La tarea misionera se inicia con fuerza y con éxitos iniciales. Pero de inmediato Satanás se opondrá.
Él se moverá a través de hombres serviles a él, como Tobías, Sambalat y Tatnai, para detener la obra de reedificación.
Usarán todo tipo de armas viles para oponerse al plan apostólico del Señor.
Su estrategia es infundir miedo a través de amenazas y persecución; también traer desánimo para
que se paralice la construcción de la Casa.
La clave del Espíritu Santo en la batalla territorial es unir a los apóstoles y a los profetas.
Aleluya.
Dios quiere unir estos dos ministerios, éstos son esenciales para el éxito del Plan Divino.
La unción de apóstoles moviliza al pueblo hacia la edificación. La unción de los profetas levanta el ánimo de los apóstoles y los mueve a continuar edificando.
Amén.
Lamentablemente hoy, la Iglesia es débil en la operación de apóstoles y profetas. Peor aún, en
ella no está muy desarrollado el ministerio profético. Pero sabemos que el Señor hará emerger en breve a Sus profetas. Gloria
a Dios.
Líderes apostólicos deben entender el papel de los profetas en la edificación de la casa de Dios.
Profetas animan, infunden ánimo y valor. Además operan junto a los edificadores, ayudándoles a construir.
“Y los ancianos de los judíos edificaban, y prosperaban, conforme
a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel,
y por mandato de Ciro, de Darío y de Artajerjes rey de Persia.”
Esdras 6:14
Hoy necesitamos igual que ayer a los Hageo y a los Zacarías, necesitamos profetas para terminar
la Casa del Señor.